11 dic 2010

Descubren en Indonesia fósil de cigüeña prehistórica de casi dos metros de alto

Restos fósiles de una cigüeña gigante han sido descubiertos en una remota isla indonesia conocida por otras especies de dimensiones inusuales, desde elefantes enanos a las ratas y lagartos más grandes del mundo.

Los autores Hanneke Meijer y Rokus Due escribieron en el número de diciembre de la revista Zoological Journal de la Sociedad Linneo que los huesos de una pierna de la cigüeña marabú, que vivió de 20.000 a 50.000 años atrás, indican que medía unos 180 centímetros de altura y pesaba unos 16 kilos.

Al parecer pasaba la mayor parte del tiempo en tierra, según los autores.

Los restos fueron encontrados durante unas excavaciones en la cueva Liang, en el oeste de la isla de Flores, a unos 4,7 metros de profundidad.

Flores, situada en la zona meridional de Indonesia, nunca estuvo conectada a otras islas o tierra continental, por lo que la evolución de sus animales produjo ejemplares mayores que en cualquier otra parte del mundo, dijo Colin Groves, profesor de la Universidad Nacional de Australia y que no participó en el estudio, en base a la “regla de la isla” en el campo de la biología.

Sin la presencia de mamíferos carnívoros, aves y reptiles tuvieron menos competencia para alimentarse, lo que justificaría en parte su gran tamaño.

Aún hoy se encuentran en Flores unas ratas que miden más de 40 centímetros de la cabeza a la cola. Allí también habita el dragón de Komodo, el lagarto más grande del mundo, que puede llegar a los tres metros de largo y 70 kilos de peso.

Al mismo tiempo, la escasez de ciertos alimentos en comparación con el continente pudo ser la causa del tamaño reducido de los elefantes y otras especies.

La isla también es famosa por el Homo floresiensis, una especie humanoide de 1,20 metro de estatura que sobrevivió hasta hace unos 17.000 años.

Meijer, paleontólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Leiden, Holanda, y Due, del Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas en Yakarta, observaron que su cigüeña “debía alzarse como un coloso sobre el diminuto H. floresiensis”.

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